sábado, 15 de septiembre de 2012

Pedals d'Occitània 2012 - Etapa 2/3

La Etapa
Cirès-Bourg d'Oueil-Sost-Esbareich-Mauleón Barousse-Bramevaque-Sacoue-Le Mont-Saint Bertrand de Comminges-Loures Barousse-Barbazan-Les Paloumères-Mont de Galie-St. Pé d'Ardet-Aspet

Datos de Interés
90,6Km.
2550m. de desnivel positivo acumulado.
6h32m.
14,2Km/h de velocidad media
Índice IBP: 173


Perfil de la Etapa










La Crónica
No me cabe más remedio que iniciar la crónica de la segunda etapa de esta aventura, con una anécdota correspondiente a la primera jornada. A veces es frustrante esto de las crónicas... Intentas reflejar todo lo que vives con la máxima precisión y por mucho que te esfuerces, siempre se te queda algo en el tintero.
A veces lo das por bueno, pero es que esto que voy a contar es demasiado divertido como para que quede relegado al ostracismo.
Os pondré en antecedentes... Nuestro amigo Nando acababa de pegarse un galletón bastante majo que además de partirle el soporte del roadbook, le había dejado sendos moratones en brazos y piernas y una momentanea conmoción cerebral que derivó en aturdimiento fatal... Solo así se explica lo que sucedió luego.

Poco después de la galleta, paramos a reponer fuerzas y fue perderle de vista un momento y liarse parda.
Aparece el tío olisqueando unas hojas verdes y nos mira con careto "raro" y dice: "Joder, qué raro huele esta menta..."
Coppino y yo nos miramos con extrañeza pensando para nuestros adentros... "¿Menta?"
A continuación, Nando suelta las hojas y exclama: "¡¡¡Coño, cómo me pica el careto!!!"
Es aquí cuando empezamos a descojonarnos del desgraciado... Efectivamente, amigos... Las hojas de menta que tan raro olían, no eran hojas de menta... Eran... ¡¡¡Ortigas!!!
Jojojojo, cada vez que recuerdo a Nando restregarse las ortigas por los hocicos como si fuera Eau de Toilette Paco Rabanne, hace que me descojone. ¡¡¡Qué grande eres, Nando!!!

Bueno, vamos al lío.
Tras un desayuno correcto en el albergue, nos despedimos del dueño y nos disponemos a afrontar los más de 90Km. que tenemos por delante. El día amanece fresco y todas las predicciones dan lluvia hacia el mediodía.
Retomamos la carretera del día anterior y tras 300 metros de bajada, abandonamos el asfalto, cruzamos un puente y nos topamos con la primera pared del día. Son solo 200 metros pero muy duros y encima nos pillan aun en frío, con lo que llegamos arriba con un buen calentón.
A partir de aquí, singletrack chulísimo con unas vistas magníficas que nos deja en Bourg D'Oueil, lugar donde se encuentra el Hotel Le Sapin Fleuri, punto de control número 2.

Primer senderito del día...
El hotel se encuentra justo al inicio del mítico Port de Bales y que, como ya sucedió en el Portilhon el día anterior, empezamos subiendo por carretera para, posteriormente, seguir hasta la cumbre por pista.
Hacemos los tres juntos el primer kilómetro y medio por asfalto, hasta llegar a la bifurcación hacia el itinerario 12. A partir de aquí, la ruta no tiene pérdida, con lo que cada uno decidimos subir a nuestro ritmo.
El día sigue muy tapado y la niebla es densísima. Esto tiene sus pros y sus contras. Un día soleado te regala unas vistas imponentes, pero te castiga más a nivel físico, mientras que un día fresquito como el que nos había tocado, hacía que rodaras fantástico, pero no veías panorama alguno.
De vez en cuando, me paro para ver por dónde vienen Nando y Coppi y hacerles alguna fotillo para el recuerdo...

Balès castigando a Nando...

Coppi, como pez en el agua. Subidas a ritmo...
Cuando llevamos unos 4Km. de ascensión, llegamos a una bifurcación en la que nos espera el vecino de Cirès. El tío va bien pertrechado de ciclista a la antigua usanza (maillot de lana, por supuesto) y a Nando casi se le saltan las lágrimas cuando ve la burra que cabalga: Una mítica Sunny Revolt, a la que Nando insiste en llamar Sunny ¿¿¿"Revor"???...

Con el mítico "hierro"...
El vecino nos avisa de que nos viene un tramo "durísimo", pero que hay una ruta alternativa en la que se hace un kilómetro de más, pero mucho más llevadero. Nando y Coppi se furrean y se van a rueda del vecino, mientras que yo sigo el track oficial. Efectivamente, me como una rampa dura, pero nada que no hubieran podido superar cualquiera de mis dos compañeros.

Nando, en plena ascensión...
Coppino en su salsa...
Estamos casi arriba y la temperatura ha refrescado bastante, se puede decir que hace hasta un poco de frío.
Todo apunta que vamos a tirar de manguitos en la bajada. Cuando llegamos a los 1850m. dejamos a la derecha el Lac de les Paloumères. Dicho lago se reduce a una miserable charca y que para más inri, está completamente seca. La ganadería empieza a poblar las praderas y cada vez los rebaños de vacas son más numerosos. A veces se mantienen al margen, pero otras, no dudan en invadir la pista, cosa que nos hace extremar la precaución y poner la mejor de nuestras caras, cada vez que nos toca pasar a escasos centímetros de ellas. Ojo a los cuernacos de algún ejemplar...

Ojo al panorama...
¿Será cosa mía o me está mirando mal?
Me río yo del toro Ratón...
Poco más adelante, nuestro invitado ve que nuestro ritmo crucero no es saludable y se despide de nosotros, no sin antes, pinchar y advertirnos de la presencia de ovejas suicidas al inicio de la bajada y de un tramo muy técnico que convendría hacer andando...
Nando decide demarrar y no esperar a nadie, mientras Coppino y yo ultimamos la despedida. Lo que nos queda por delante es terreno favorable en leve bajada que se puede hacer a buen ritmo, hasta que llegamos a una última subida que finaliza en la Cabana d'Hourdouch.

Diréis que no dan ganas de pedalear...
Terreno rodador magnífico...
Y a partir de aquí, diez kilómetros de descenso.
Bastante frío de inicio y visibilidad casi nula debido a la niebla. Una pena, porque con un día despejado, esta bajada es de esas que se pueden coger velocidades de vértigo.
Efectivamente, tal y como había pronosticado el vecino, desaparecen las vacas y entramos en territorio ovejero. Es alucinante ver cómo se encabritan y empiezan a saltar de lado a lado del camino... Pero no una, si no un pelotón entero...
La niebla baja hace que el terreno también esté algo húmedo, razón de más para no jugársela. Nando, sin embargo, sabe que está en territorio favorable para su 29er y la exprime al máximo. Si ya suele bajar rápido por pistas anchas, a lomos de una 29er es casi inalcanzable.
Sin embargo, cuando se trata de "arriesgar de verdad" bajando, la cosa cambia. Llegamos al tramo que el vecino calificó como "bajada infernal". Efectivamente, la bajada tiene mucha miga. No tiene dificultad técnica alguna, ya que los escalones son mínimos, pero la inclinación es brutal. Si a eso le añadimos que el paso es muy estrecho, pues ya os podéis imaginar...
Yo hace tiempo que pronostico que últimamente me crezco en las bajadas y decido jugármela. En cuanto enfilo la bici y empiezo a bajar, veo lo que pasa... Descartado el freno delantero a no ser que quiera salir volando, se trata de llevar todo el peso hacia atrás (para entendernos, con los huevos en la parte trasera del sillín...), apuntar con los talones al suelo y tirar de freno trasero... Por desgracia, el terreno está húmedo y pese a que llevo la rueda trasera bloqueada, esta no frena si no que resbala hacia abajo. En las curvas intento cruzar la bici un poco para frenar, pero cada vez voy más rápido... Cuando ya me entrego a mi suerte y empiezo a buscar con la vista posibles zonas de aterrizaje, llego al final de la bajada y pego un grito que es tanto de satisfacción como de liberación de adrenalina...

Al rato llegar Coppino y Nando, que confiesan no haberlo ni intentado...
Dejada atrás ya la "alta montaña", empieza de nuevo el rosario de senderos alucinantes, que nos llevan hasta Mauleón Barousse.
Senderos muy tupidos donde aprovecho para atacar...
Nando, triunfador a su llegada a Mauleón Barousse
Uno de los reclamos que ofrece Pedals d'Occitània, es que transita por caminos por los que parece que el tiempo no haya pasado y que ofrecen el mismo aspecto medieval que podrían tener siglos atrás.
Pues bien, esto alcanza su máximo esplendor el el tramo que nos espera durante los siguientes kilómetros y más concretamente, cuando dejamos a nuestra derecha los restos de lo que en su día fue el Castillo de Comminges. Se trata de un paso amurallado a ambos lados y terreno empedrado que adornado con hierba y maleza verdosa que crece alrededor. Es un camino que destila medievo y donde si cierras los ojos, casi se puede oír todavía el galopar de caballeros con armadura, condes y plebe que a buen seguro lo poblaron siglos atrás.

Atacando las rampas sin piedad...
Una vez más, la foto empequeñece la belleza del paisaje..

Llevamos unos 30Km. en las piernas y la cosa no pinta mal. Sin embargo, la subida al Col Mortis va a hacer honor a su nombre. 4Km. por asfalto duros, muy duros, de los que hacen pupa, mucha pupa.

Todo empieza en una pista de hierba de esas empinaditas y que te suben las pulsaciones como la prima de riesgo...

Superado el escollo del terreno irregular, pasamos a la parte por asfalto en la que es más fácil encontrar una cadencia apropiada, pero el porcentaje es tan elevado que invita a tomárselo con calma.

Aquí vemos a Coppino negociando prudentemente la curva...
Una vez arriba, estamos a menos de 10Km. de Saint Bertrand de Comminges, tercer punto de control y lugar en el que pararemos a comer.
4Km. de bajada y más senderos hasta llegar a pie de Saint Bertrand. Nos paramos en un cruce en el que a mano derecha hay una pista que llanea y a mano izquierda hay un rampote terrorífico. Corto, pero terrorífico. Tras momentos de duda en los que intentamos convencernos de que no hay que subir el rampote, finalmente el track nos devuelve a la cruda realidad, metemos todo el desarrollo que tenemos y subimos hasta la catedral.

Fuente de recuperación milagrosa tras la subida...
Sendero de aproximación...
Conquistando Saint Bertrand...
Los transeúntes nos miran estupefactos, mientras pedaleamos hacia el control 3 en el Hotel l'Oppidum.
Cuando llegamos a la puerta, resulta estar cerrado... Llamamos a la oficina de Pedals de Foc y nos dicen que no pasa nada, que busquemos algún sitio para comer y que sigamos adelante.
Efectivamente, ya es mediodía y el día está muy tapado, con lo que más vale ir por faena...
Bajamos a la plaza del pueblo y allí damos buena cuenta del plato del día, no sin antes, atender amablemente a una señora con ganas de lucir a una pequeña ardilla. Debía estar muy orgullosa de ella, puesto que la fue paseando por todas las mesas de la terraza, animando a la gente a que la acariciara. No llevaba ninguna gorra para echar monedas, ni la ardilla en cuestión articuló palabra ni se puso a hacer el pino, así que supongo que se trataba solo de "orgullo de mascota".
  
Banner sin Flappy... La atracción del lugar...
Y mientras pedimos el postre, la tragedia...
Tormenta monzónica... Y Coppino se nos viene abajo. Agacha la cabeza, se quita las gafas y empieza a mesarse el cabello. Depresión absoluta, negrura máxima y moral por los suelos...
Le preguntamos: "¿Pero qué te pasa, Coppino?"
Nos da la callada por respuesta. El cansancio acumulado, los más de 40Km. que aún nos quedaban por delante y la manta de agua que estaba cayendo, pudieron con él. Si en ese momento alguno hubiera propuesto hacer noche allí mismo y no seguir adelante, estoy seguro que en aquel pueblecito de la campiña francesa, nuestro amigo habría abrazado al lado oscuro, habría estrenado rodilleras y ya no podríamos llamarle "El Coppino", si no "La Corppiño"... 

Aspecto de la calle al reanudar la marcha...

No fue el caso y decidimos proseguir bajo la lluvia, insisto, bastante fuerte. Nos pusimos los chubasqueros y empezamos a pedalear, en dirección a Loures Barousse y Barbazan. Los primeros kilómetros son llanos y podemos rodar tranquilamente, pero tras dejar atrás Barbazan y coger la pista hacia Le Lac Barbazan, la cosa se pone seria. Un kilómetro al 10% vuelve a recordarnos que aquí cuando la cosa sube, sube de verdad.

Otra foto que no refleja dureza alguna...
Pero si a eso le añadimos que poco más adelante, la subida se convierte en una "zanja central con terreno ciclable embarrado de piedra suelta de poco más de dos palmos a cada lado", pues comprenderéis que todo se complica exponencialmente... Las ruedas pierden tracción, empieza a acumularse el barro, los cambios fallan más de la cuenta, etc.
¿Barro? ¿He dicho "barro"? Mariconadas... Pronto entenderéis por qué...
Por suerte, pronto pasamos a una pista más ancha que sigue subiendo, hasta llegar a un prado que conduce hasta Les Paloumères. Atentos al muñeco de Michelín que nos encontramos cruzando la pradera...

Hulk "Coppino" Hogan, el culturista...
Estamos a las puertas del momentazo (otro más) de la jornada. Los 600 metros más graciosos del día.
Tramo ancho de bajada + Terreno que parecía removido por una máquina + Lluvia copiosa + Restos de lo que parecía una riada = Acumulación paulatina de barro en la bicicleta, que alcanzó tintes dramáticos (ruedas que no giran, bicis que bajan deslizándose, pesos que se triplican...)

Visión general del destrozo...
Detalle de la rueda delantera...
Aspecto del pedalier...
Quitar todo el barro acumulado no fue nada fácil, ya que era muy denso. Tuvimos que utilizar palos para ayudarnos a desprenderlo y aun así nos costó lo nuestro. Volver a poder encajar las zapatillas en los pedales automáticos fue toda una odisea y cuando por fin conseguimos volver a ponernos en marcha, las bicis chirriaban que daba gusto... Y lo peor era que aun nos quedaban 5Km. de terreno ascendente, no excesivamente duro, pero que tras casi 70Km. y en las condiciones en las que nos hallábamos, castigaba de lo lindo... Nando y yo íbamos relativamente bien, pero a Coppino ya se le veía bastante tocadete. Intentábamos animarle diciéndole que lo más duro ya lo habíamos dejado atrás, pero no se dejaba engañar. Sabía que aun nos quedaba una subida larga y un último tramo rompepiernas, con lo que prefería no lanzar las campanas al vuelo e ir paso a paso solventando dificultades.
Tras una peligrosa bajada de piedra suelta, llegamos a Mont de Galie, donde aprovechamos la fuente del pueblo para intentar limpiar aun más las bicis.
Pero no fue hasta St. Pé d'Ardet, donde Nando consiguió dejar la bici como los chorros del oro...

Esta foto reduce el caché de la bici un 30%...
Siguiente objetivo: Col des Ares.
Tan solo 3Km. de subida, pero volvemos a lo de siempre... Rampas muy exigentes y terreno resbaladizo por la lluvia, que se traduce en poca tracción y más esfuerzo. Pero finalizada esta última subida propiamente dicha, tocaba bajar. Y qué mejor zona para bajar que seguir buena parte del recorrido de la Rando d'Or francesa... Eso se traduce en una concatenación de senderos y más senderos de dificultad variada, desde esos que puedes bajar a tumba abierta, hasta aquellos que esconden escalones como precipicios en los que más vale bajarse de la bici.
De nuevo la lluvi iba a jugar un papel fundamental en el devenir de los acontecimientos. Muchos de estos tramos eran de losa y la lluvia los tornaba muy resbaladizos. Ya he dicho antes, que yo iba confiado en mis crecientes ahbilidades bajadoras y que veía claro que tarde o temprano, tocaría sobrevolar algún terraplén...
Y efectivamente, así fue. No es que fuera el tramo excesivamente complicado. Solo bastó no alinear bien la rueda delantera con la trazada correcta, para que la bici patinara de delante. No iba muy rápido, así que pude sacar el pie izquierdo y apoyarlo en el borde izquierdo del sendero... Desgraciadamente, fue apoyar el pie y ceder la tierra que había debajo, con lo que yo también me fui hacia abajo...
Por suerte, un metros más abajo había un tronco que salía de la montaña y quedé sentado encima con las patas colgando. Desgraciadamente, a nadie se nos ocurrió hacerme una foto, cosa que lamento, ya que es una imagen que me hubiera gustado conservar...

Ya abajo, pista asfaltada en dirección a Aspet. Estamos a 9Km. de meta y la cosa ya está hecha. Efectivamente, tras todo lo que nos hemos comido hoy, los continuos sube-baja y el último kilómetro exigente hasta llegar a Le Bois Perche, lugar donde dormiremos hoy, son coser y cantar.

Aspecto del lugar al día siguiente, a punto de irnos...

Le Bois Perche es un complejo que consta de varios edificios en los que practicar todo tipo de deportes, así como habitaciones, sauna, piscina, etc... Allí coincidimos con un equipo francés de fútbol en plena pretemporada y con un cuarteto de ciclistas que también estaba haciendo Pedals d'Occitània, pero en cuatro etapas. Tras limpiar las bicis, cervecitas de rigor y potente cena. Curioso lo del equipo de fútbol... A través de las puertas abiertas de las habitaciones de algunos jugadores, pudimos divisar a gente fumando, botellas de whisky, olor a menta... digo ortigas... digo maría... El día que el C.C. Maco busque nuevos valores para nuevas secciones deportivas, creo que ahí tendríamos una mina...

Como punto y final a esta extensa crónica, dos últimas anécdotas.
Nando, que tras hacerse con el mando de la tele y empezar a hacer zapping en busca de algún canal que informara de La Vuelta, da con una peli pseudo-porno de cortesanas en pelotas e incomprensiblemente, apaga la tele y nos manda a la cama.
Y Coppino, que dolido por tener que irse a dormir sin poderse desfogar con la peli, de camino a las habitaciones, se caga y en lugar de quedarse quieto a la espera de que dejen de picarle los ojos, no duda en meterse en mitad de un grupo de unos diez integrantes del equipo de futbol (con todo el pestazo pegado al culo, evidentemente) y quedarse allí quieto junto a ellos, con la mejor de sus sonrisas en la cara.

Nando y yo enfilamos rápidamente camino a la habitación por si había gresca, pero la cosa no pasó de la mera anécdota y poco después ya estábamos metidos en la cama, mucho más relajados y sabiendo que habíamos superado las dos etapas más duras. Lo del día siguiente prometía ser un homenaje que cerrara a lo grande la magnífica aventura que estábamos viviendo. Porque sufrir, habíamos sufrido de lo lindo (cada uno lo suyo, por supuesto), pero os puedo asegurar que también habíamos disfrutado como enanos.
Y a la última etapa, como veréis en la próxima entrada, tampoco le faltó de nada.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Y ESTA SEMANA QUE?

Bien, bien, no se donde estamos!!!

- opción A: a finales de la temporada 2012
- opción B: a principios de la temporada 2012-2013

Por lo tanto no se si tengo que aplicar un plan de entreno de cara a estar más fuerte cada día, que buena falta me hace para ponerme un poco a la altura de algunos, o por el contrario, dejarme llevar definitivamente y acabar la temporada (un poco nefasta para mi) como buenamente pueda...

Así que bueno, solo quería añadir esta entrada para empezar a gestionar la salida de este fin de semana como antiguamente, por el blogg y no por la mierda esa del guassap que os tiene el coco comío...

Se aceptan sugerencias

viernes, 7 de septiembre de 2012

Pedals d'Occitània 2012 - Etapa 1/3

La Etapa
Vielha-Gaussac-Aubèrt-Arròs-Vilamós-Arres De Sus-Bossòst-Saint Mamet-Bagnères de Luchon-Luchon-St. Aventin-Benque-Cirès


Datos de Interés
68Km.
2463m. de desnivel positivo acumulado.
4h34m
14,78Km/h de velocidad media.
Índice IBP: 159


Perfil de la Etapa










La Crónica
A las 07:15 ya hacía un buen rato que el alboroto presidía el improvisado "Macotel" en Escunhau. Como siempre en esta zona de nuestra geografía, las mañanas fresquitas invitan a coger más ropa de la cuenta, pero todo apuntaba a que la jornada sería calurosa. De hecho, se presentaba un fin de semana de calor sofocante, salvo el sábado, en el que todas las predicciones vaticinaban lluvia.
Debidamente no-uniformados, con los camelbaks bien pertrechados y con el equipaje de tres personas dividido en dos bultos (por aquello de ahorrarnos 70 eurazos en el transporte de equipaje), bajamos a desayunar, no sin antes cargar los equipajes que mi padre tendrá que llevar a las 10:00 a Pedals de Foc para que nos los lleven hasta el albergue Le Grata Pes de Cirés, pueblecito donde pernoctaremos la primera noche.

Tostadas con mantequilla, todos los sabores imaginables de mermelada, embutido de la región, patés y café, fue lo que mi madre entendió por un desayuno "light".
Tras atacar sin piedad las exquisitas viandas, por fin, cuando están a punto de dar las 08:00, nos despedimos de mis padres y enfilamos los 3Km. que nos separan de Vielha y nos dirigimos a la oficina de Pedals de Foc para iniciar la aventura, no sin antes hacer la parada obligatoria a llenar los depósitos con la gélida agua que nos ofrece la mítica fuente del pueblo.

Imposible tocar el agua mucho rato...

No hemos dado ni una pedalada, cuando surge el primer problema... El GPS de Nando le sitúa en... ¡¡¡Terrassa!!!. Se inician las conversaciones/negociaciones de Nando con el aparatito. Tras 10 minutos de reloj, Nando se da finalmente por vencido: "Yo lo pongo a grabar y a tomar por culo..."

Nando peleando con el GPS
Sabíamos que la primera era la jornada más dura, pero también era la que estábamos más frescos. Tras llegar a la rotonda de entrada/salida de Vielha, enfilamos las primeras rampas duras en dirección a Gaussac.
Subida por asfalto y carretera de curvas para ir entrando en calor. Llevamos poco más de 1Km. de ruta y ya vamos con la lengua fuera, jojojojo. Esto sí que es empezar a lo grande.

Nando y Coppi "coronando" Gaussac
Seguimos en dirección a la Bassa d'Oles y cuando pasamos el Pla Batalher, abandonamos por fin la pista asfaltada y nos adentramos en el primer sendero del día. Sendero estrechito que empieza fácil y que en su parte final se torna un poco más técnico, por la aparición de piedra suelta y algún que otro escalón. 
Fran ya hace tiempo que se ha fusionado con su bicicleta y baja encendido y disfrutando al máximo del descenso. Nando hace relativamente poco que sale con su flamante 29 y se lo toma con un poco más de calma. No arriesga e incluso se furrea cuando no lo ve del todo claro. Coppino por su parte, estrena bici para la ocasión y digamos que, como "aun no le tiene tomada las medidas" a su novia, opta por la sabia decisión de ir a su ritmo.
Una vez retomada la pista principal, reagrupación y cruzamos el puente que nos lleva a Aubèrt.
 
La naturaleza empieza a rodearnos...
Cruzamos la N-230 e iniciamos la subida a Arròs, para seguir subiendo en dirección al terrorífico Saut deth Pish. Destacar que esta primera parte de la ruta hasta llegar a Bossost, comparte buena parte del recorrido del Defí Occitan, otra sensacional ruta para amantes de los calentones en bicicleta, en este caso, de carretera.
Volviendo a la subida al Saut deth Pish, os invito a que analicéis detenidamente el cartelito de inicio de puerto...

Me río yo del Marie Blanque ese...
Afortunadamente, tras los primeros 3Km. de subida por carretera y superada ya la Palanca de Dessús, nos metemos por pista de tierra en dirección a Vilamós. Pista ancha con buen porcentaje, pero se puede rodar bien y mantener un pedaleo constante, eso sí, cada uno al ritmo que se siente cómodo. Así, Nando y Fran van a ritmos parejos, mientras que Coppino prefiere mantenerse siempre a cierta distancia, pero a la vista.

Desviándonos de la ruta en busca de la foto...
En Vilamós paramos a beber agua, sabiendo que ya queda poco para completar la primera subida "real" del día. El día aun no ha despuntado del todo, la niebla sigue presente y en esta zona, los paisajes empiezan ya a dejarnos sin palabras...

La neblina otorgándole un aspecto místico a las cumbres

Epi, Blas y la Mafia, bien avenidos...

Los escasos dos kilómetros que nos separan de Arres de Sus, son el claro ejemplo de carretera estrecha, curvas reviradas y porcentajes elevados. Recuerdo haberme retorcido por esta misma carretera con la flaca el verano pasado y sin embargo, con la btt, el pedaleo es mucho más alegre.

La bajada hasta Bossost es velocísima, sin embargo la carretera no permite ningún tipo de confianza, debido a múltiples baches, gravilla, etc. De nuevo, recuerdo lo acojonado que iba el año pasado bajando por aquí con la flaca... El descenso es como bajar por un tobogán, las curvas son cerradísimas y al mínimo descuido o "envalentonamiento", la excursión al pasto está asegurada.
En mitad de la bajada, Nando va flojo de atrás (en todos los aspectos) y tras hinchar para intentar llegar abajo, la cosa no sale bien y tenemos que parar a cambiar la cámara. Coppino está ya hasta las pelotas de tantos contratiempos y a punto está de hacer una locura...

Coppino, a punto de ajusticiar al desgraciado...

Resuelto el percance y tras pasarnos de largo el sendero correcto, damos la vuelta y bajamos echufados hasta Bossost. Aquí se produce un momento "Dimensió Desconeguda" en el que, de repente, Coppino y yo nos giramos y vemos que Nando ha desaparecido. Es complicado perderse en un pueblo formado por una única calle, pero el nivel de pericia de Nando no tiene límites. Decidimos ir por esa única calle hasta la rotonda de inicio de ascenso al Portilhon a esperarle. Cuando estamos a punto de llamar a los Mossos, aparece Nando por... ¡¡¡carretera!!! dando unas explicaciones que bueno... Que no explican nada en absoluto.
La subida al Portilhon consta de una primera fase de casi 5Km. por carretera, para luego hacer 8Km. más ya por pista. Decidimos, lógicamente, que cada uno haga esos primeros 5Km. a su ritmo y reagruparnos en la curva del mirador, donde ya cogemos la pista de tierra. 
5 km. exigentes en los que adelantamos con un tío que va con la btt hasta las trancas. Alforjas atrás, petate delantero en el lado izquierdo y mochilón a la espalda. El tío no va a más 6-8Km/h y pegando unos chepazos que asustan al miedo, pero no para, va haciendo camino. Impresionante. 
A destacar la curva de derechas justo a la altura del mirador, de lo más duro de toda la subida. Observad en la siguiente imagen, la bici del tío que os comentaba antes...

Coppino superando el tramo más duro.
Una vez reagrupados, comemos tranquilamente unas barritas y seguimos adelante.
La pista nos lleva por un frondoso bosque que hace que siempre podamos aprovechar la sombra que nos ofrece. El principio de la pista nos recibe con rampas exigentes y tramos de verdadera dureza, hasta llegar al siguiente desvío.

Acabando de ganar altura
Aquí ya la cosa suaviza bastante, se pedalea muy fácil y me recuerda a la zona del Troncó, que siempre pica hacia arriba, pero que se puede hacer a muy buen ritmo. Digamos que ya estamos a la altura de la cima del Portilhon y ahora hay que llanear hasta empalmar con la subida por carretera, lugar donde pasaremos ya a territorio francés.

Como veis, pista ancha y bien protegidos
Por fin, a punto de entrar en Francia
Primer tramo de descenso por carretera, asfalto en perfecto estado y donde se puede ir muy rápido, pero también con precaución ya que, de nuevo, las curvas cerradas están a la orden del día. Tras 3,5Km., abandonamos definitivamente el asfalto y entramos de nuevo en pista ancha de tierra. Cuando pensamos que todo será bajada hasta Luchon, la ruta nos sorprende y nos mete por una pared de kilómetro y medio que vuelve a dejarnos sin aliento. Aquí, me cubro de gloria, por no decir otra cosa y lanzo por esa bocaza que tengo, una de las frases de la Pedals: "Supongo que la gente calificará esta ruta como más "técnica" porque las subidas son más complicadas y con un poco de piedra suelta..."  
Bien, chaval, bien. Justo al finalizar la subida que os estaba comentando, pasamos al lado oscuro...
A partir de ese momento, senderos de todo tipo, tanto de subida como de bajada, escasez de pista ancha, días que se hacen de noche, vegetación como nunca antes había visto, verde por todas partes, sensación de humedad, olor a bosque...

Como pistoletazo de salida, una bajada sin aprente complicación pero con una pendiente tal, que hace que Nando y Coppi se bajen de la bici.

Lástima que la foto no refleje la realidad...
Allá va el Mafias...
Tras este primer aperitivo, viene uno de los platos fuertes del día. Un sendero de unos 3Km. realmente alucinante. Mucha piedra suelta y una sucesión de curvas peraltadas cerradísimas súper divertido. Fran definitivamente va con el Kamikaze Mode Activated y baja a gran velocidad, disfrutando como un enano. Nando le sigue la rueda, pero en un tramo especialmente delicado... Nando vuelve a ser protagonista...
Rueda delantera que hace un extraño, recepción descontrolada y... ¡¡¡Primer billetaco!!!
Nando se levanta de inmediato asegurando que "Estoy perfectamente, solo ha sido un pequeño golpe."
El pequeño golpe, sin embargo, le ha partido el soporte del Road Book.

A tomar por culo el Road Book
El pequeño golpe, a su vez, tiene más misterio que la bala que mató a JFK. ¿Cómo es posible que un "pequeño golpe" le deje secuelas tales como un soporte de road book partido por la mitad, un moratón en el muslo, otro en la tibia, rascadas en el codo,  movilidad reducida en una mano y maleza en el casco?
Di la verdad de una vez por todas: ¿Hubo voltereta? ¿Croqueta, quizás? ¿Te gustaste mientras ibas por el aire e intentaste un rectificado imposible?

Esto es un no parar

Este tramo se bajaba a toda hostia

Tramo de curvas peraltadas MUY inclinado
El sendero nos deja a los pies de Saint Mamet, pueblecito donde acaba el descenso del Portilhon, con la sensación de subidón... Llevamos los tres un careto de felicidad que parecemos gilipollas.
Pasamos Bagnères de Luchon y hacemos nuestra entrada triunfal a Luchon, lugar donde sellaremos por primera vez y pararemos a comer. Aunque son poco más de las 12:00, el descuadre de horarios no se nota en absoluto y disfrutamos de un buen menú.

"Potage", "Confit" y "Pression"... ¡¡¡Brutal!!!

El Mafias, regaladísimo...
Antes del menú, hay que refrescarse y qué mejor que una buena cerveza... Y aquí es donde encontramos uno de los mayores handicap de la ruta... La cerveza ... Y sus precios. Tres euros nos soplaron por una mísera caña de Leffe (asquerosa, por cierto). Ni que decir tiene que fue la primera y la última cerveza que nos bebimos. Mención especial también al hijo mayor de la pareja de irlandeses que comieron a nuestro lado. Un auténtico destructor. Tras pasarse toda la comida tentando a la suerte con el vaso de zumo en el canto de la mesa, fue finalizar de comer e iniciar un proceso de aniquilación de ceniceros. Uno se lo cargó, otro resistió el lanzamiento al suelo y un tercero salvó milagrosamente el pescuezo cuando le fue arrebatado por su madre en el momento que procedía a su intento de ensayo.  

Tras la comida, tran solo 14Km. por delante. Esto está chupado, pensamos...
¡¡¡ERROR!!! Nunca subestiméis 14Km. en BTT.

En efecto, con la panza llena y con una buena solanera, abandonamos Luchon y nos vamos en dirección a Arreau y Bourg d'Oueil. Superamos una central eléctrica y es coger la pista a la izquierda y empezar 3Km. de subida por un sendero de piedra suelta, que hace que el confit d'ànec empiece a asomar por la garganta... Encima, en lugar de pasar por una pasarela como claramente indica el libro de ruta, nos vamos hacia la izquierda, lo cual nos "regala" unos 400 metros de retortijones al 18%, para luego ver lastimosamente cómo nos estamos alejando del track que marca el Garmin. Total, que media vuelta y a seguir.

Llegados a este punto, no puedo demorar más el tema ni seguir ocultando información.
¡¡¡Coppino es un inútil!!! El tío siguiendo el libro de ruta iba más feliz que un niño con zapatos nuevos.
Ahora bien... Tiene ENORMES problemas para distinguir entre "derecha" e "izquierda".
El cabrón no da una. Si el libro marca "izquierda", él canta "derecha" y viceversa. Es más, marca con el brazo una dirección y dice otra.
Ante la pañolada que le dedicamos, se para, nos mira a los ojos y nos da la siguiente explicación: "Es que no sé decir 'derecha'"
Ahhhhhhhhhh, hombre haberlo dicho antes. Ahora ya está todo aclarado, joder.

Seguimos por un sendero en el que el molinillo nos salva la vida y nos cruzamos con un tipo en bicicleta de enduro (lo cual nos da mala espina por lo que podemos encontrarnos más adelante).
Efectivamente, estamos en terreno mega-destructor. O lo haces andando o tiras de orgullo e intentas subir montado a costa de que las piernas te exploten y las pulsaciones se vayan por las nubes.

¿Por qué las fotos nunca reflejan la verdadera dureza?
Todo este terreno rompepiernas va haciendo mella y la puntilla la pone el siguiente tramo de escalones.
Fijaos en la cara del pobre Coppino...

¡Qué clase subiendo escalones!

¿Quién ha dicho que las fotos no reflejan dureza?

Impresionante... Llevamos 5Km. desde que hemos reiniciado la ruta y vamos ya "ben cuits" y pidiendo la hora...
El kilómetro de descenso hasta St. Aventin es un mero espejismo. Eso sí, aprovechamos para casi bañarnos en una fuente y disfrutar del paisaje.

Bajadita y sendero...
Repostando...

Las vistas seguían siendo magníficas...

Estábamos a 9Km. del final de etapa y la cosa no tenía visos de mejora. Aunque lo peor ya había pasado, cualquier subida cañera ya costaba una barbaridad. Todos íbamos con el depósito en reserva y con las luces del salpicadero parpadeando enloquecidamente.

Último sendero antes de Cirés, en la escapada buena...
Con Cirés a la vista, cambia el talante y nos venimos arriba. Incluso en la última rampa antes de llegar al pueblo, Nando lanza un ataque sorpresa (el primero de los tres que lanzó) al que reacciono tarde y que hace que todo se decida en un ajustadísimo sprint del que no queda claro quién sale vencedor (No, Nando, no queda claro, por mucho que te encabrones...)

Cirés, con su iglesia en lo más alto...
Siguiente paso: Localizar el albergue.
Una vez localizado y tras las pertinentes presentaciones con la casera, lavamos las bicis, perdón, asaltamos la nevera, damos buena cuenta de unas latas de cerveza que nos supieron a gloria y ahora sí, lavamos las bicis. Duchita y paseo por el pueblo, y a hacer tiempo hasta las 19:00, que es la hora que tienen los franceses de cenar.
Del pueblo, poco que comentar. Clásico pueblo de montaña, acogedor, sin cobertura telefónica y punto de paso del Tour de este año. Y como no, nos tocó el vecino que era un crack.
Según Nando, un cuarentón (luego nos confesó que tenía 64 tacos) que ya lo tenía todo hecho en la vida y que se dedicaba a hacerse amigo de los turistas. Total, que el vecino en cuestión nos empezó a hablar de lo que nos encontraríamos al día siguiente subiendo Balés e incluso nos dijo que igual hasta nos acompañaba un rato...

Nando haciendo amigos...

Fijaos en el curioso corte de los árboles...

A punto de cenar a plena luz...
La cena daría para un capítulo aparte...
Entramos de día y salimos de noche. Más de dos horas cenando, señores...
La camarera, una loca... Mademoisselle, ¿cómo se te ocurre decir en presencia de Macos, que tu ilusión es ir a Barcelona a pasar una temporadita? Y hasta ahí puedo leer...

Salimos del restaurante pasadas las 21:30 y nuevamente, lo dejamos todo preparado para que al día siguiente solo tuviéramos que almorzar y empezar a dar pedales.
Haber superado la dura etapa de hoy, aun no le daba garantías a Coppino de poder superar lo que nos quedaba por delante, que de entrada era una etapa de 90Km.
Y como veremos en la siguiente entrada de esta crónica, cualquier circunstancia desfavorable es susceptible de empeorar... Como así pasó...

Y del albergue, pues la verdad es que muy bien. Camas muy confortables y todo muy limpio y muy nuevo.
Además de las mantas, nos proporcionaron un elemento de última generación cuya utilización requiere alto nivel de estudios... Una funda. El mecanismo es simple. La despliegas y te metes dentro. No tiene pérdida. Abierta por un lado y cerrada por el otro... Todo muy fácil, ¿no?
Pues mirad a Coppino, que casi se lesiona...

A punto de ahogarse con la maldita funda...
Ni que decir tiene que fue apagar la luz y caer los tres como moscas, a la espera de la jornada del día siguiente, preñada de alicientes y que prometía momentos inolvidables como los que ya nos llevábamos entre pecho y espalda.
Efectivamente, iba a ser una jornada para recordar y que nunca olvidaremos.