Quebrantahuesos 2012 (Nudo)

La Etapa
Quebrantahuesos 2012

Datos de Interés
199,24Km.
3633m. de desnivel positivo acumulado.
Índice IBP: 244

Perfil de la Etapa

La Crónica
Las 05:30 es la hora fijada para que dé inicio el gran día.
Nos levantamos rápidamente, nos vestimos de Macos y procedemos a desayunar.
Con todo a punto, hacen su llegada Adán y Mr. Towers, que se vendrán con el resto hasta la salida. No así los hermanos Dueñas, que vienen desde Jaca y se irán por su cuenta.
Cuando llegamos a Sabiñánigo, ya se respira ambiente ciclista por los cuatro costados.
Nos deseamos suerte y cada uno se dirige al cajón que le toca, en función de su resultado el año anterior.
Así, JC y Fran salen desde el 4º cajón, el de los que hicieron entre 6:30 y 7:00, por detrás del cajón de la Peña Edelweiss. Justo en el cajón de detrás son ubicados, Mr. Towers, Patrón, TT de la Course y Adán, mientras que Jacinto, MAD, Coppino, Mechanic, Vendi y Filferro tienen que conformarse con el gallinero.

La casualidad hace que Fran se encuentre nada más llegar con Ramón, compañero de la Brevet de 200Km. de Granollers, con el que comentamos un poco la jugada, antes de que a las 07:30, detone el cohete que da inicio a la marcha.

Como siempre al inicio de una marcha, la locura, pero en la QH, esta locura se multiplica por 10. Enseguida te ves inmerso en un mega-pelotón de miles y miles de bicis, donde cada uno quiere ir lo más adelante posible. Eso conlleva infinidad de enganchadas, caídas y alguna que otra montonera. Uno así no disfruta encima de la bici. Te pasas todo el rato rodando a más de 40Km/h y más preocupado de cuándo se producirá el siguiente frenazo brusco que de disfrutar de la marcha. Iniciamos la subida al Somport y nada cambia. Cada dos por tres, frenazo a saco, olor a goma quemada de los frenos, pie a tierra y a empezar de nuevo. JC y Fran se encuentran a escasos 100 metros de la cabeza. Parece que la marcha aun vaya neutralizada, pero al parecer lo que pasa es que nadie por delante se decide a poner un ritmo exigente. Tras uno de esos innumerables parones, Fran pierde de vista a JC y decide ir a su bola. La posibilidad de irse al suelo por intentar adelantar unos metros y que te pasen por encima cientos de bicis que vienen por detrás no es nada halagüeña. Va haciendo camino y solo en las subidas un pelín exigentes se puede adelantar alguna posición. Antes de llegar a Canfranch, ve a un Maco por delante. Se acerca y... ¡¡¡no es JC!!! Es el Patrón, que saliendo desde más atrás ha dado una de esas exhibiciones características suyas de culebreo donde se mueve como pez en el agua. Fran le saluda al pasar y sigue hacia arriba. Pronto llega a la altura de JC y sigue su curso en un pelotón aun enorme para la altura de carrera en la que nos encontramos.

De hecho, el Somport es coronado por el grupo aun compactado. Durante el vertiginosos descenso, se producen algunos cortes y Fran no puede seguir la rueda de los buenos bajadores que le acompañan. Ya abajo, mira hacia atrás y ve acercarse a otro mega-pelotón al que se unirá hasta la llegada a las primeras rampas del Marie Blanque. Si el año pasado en el Marie Blanque ya la cosa estaba estiradísima, este año fue justo lo contrario. Cientos de tíos a la vez entrando al desvío a mano derecha que marca el inicio de la subida, parón generalizado y otra vez pie a tierra. Es desesperante. Un puerto que marca las diferencias y te tienes que comer los primeros 4Km sin poder exprimirte porque no hay por dónde pasar.
Fran decide que pone punto y final a marchas tan masificadas. Es la última vez. Sí, a la Marmotte también va mucha gente, pero allí los cajones salen paulatinamente, cosa que impide tapones como los que describo. Solo en los últimos de ascensión y cuando la carretera ya no baja del 10% y pone a cada uno en su sitio, el pelotón se estira y se puede rodar cómodamente. Fran decide exprimirse aunque solo sean durante esos 4Km. consciente de que luego viene un buen descenso donde se puede recuperar.
Consigue adelantar a un buen número de participantes, saluda a la cámara al coronar, coge un periódico que alguien le ofrece y se tira hacia abajo, como siempre de forma prudente.
Por detrás bajan auténticos kamikazes que se marcan unas plegadas que asustan al miedo, parece mentira... Hay uno que apura tanto la frenada que se marca un precioso recto por el pasto sin llegar a talegazo. Otro "apurador" hace un magnífico crusaíto en un paellón de derechas también sin consecuencias y gracias a Dios, se consigue llegar abajo de una pieza.

Por delante, unos 10Km. de llano antes de que empiecen los casi 30Km. de subida del Portalet. Aquí la clave es mentalizarse de que es una subida muy larga y conocerse muy muy bien para saber cuál es el punto que te va a permitir subir hasta arriba a un ritmo exigente pero que no te reviente. Un mal cálculo puede tener consecuencias catastróficas, sobre todo si te pasas de punto y llegas a los últimos 8Km. vacío. En ese caso, prepárate porque te puede caer un mundo. Que la subida al Portalet es la clave de la QH creo que a estas alturas no se le escapa a nadie. Una gran subida te puede catapultar en la clasificación final, mientras que una buena petada te va a mandar a lo más profundo de la misma.
Sirva de ejemplo el siguiente dato: El que ganó le sacaba a Fran 5 minutos en la cima del Marie Blanque. En Hoz de Jaca, la distancia era ya de 26 minutos. ¿Qué había pasado? El Portalet.
Fran hizo lo que suele hacer normalmente. Guiarse por pulsaciones y cadencia. Intentar mantener siempre las 75-85rpm, no pasar de las 165ppm y dejar que fueran pasando los kilómetros. Tenía previsto parar a rellenar bidones en el primer avituallamiento de subida, pero una unidad móvil iba equipada con agua fresca le rellenó el bidón sobre la marcha, con lo que esa parada no hizo falta hacerla. Sin embargo, a poco de coronar, vio que llevaba un bidón mal puesto en el soporte y al intentar ponerlo bien, se le cayó al suelo...
Adiós bidón... La constancia en el pedaleo hizo que consiguiera llegar bastante entero a los últimos 8Km. y a partir de ahí, forzar un poco la máquina sabiendo que la cumbre estaba cerca. Los dos últimos kilómetros eran un festival de gente animando, que te da el último puntito para vaciarse hasta arriba. Esta vez sí, logró ver y saludar a Encarni y Jessi, que estaban arriba animando y pasar la frontera cuando su Garmin marcaba 5 horas clavadas.

El descenso del Portalet es como ir en avión. Velocidad de vértigo, buena carretera  y llegas abajo con la sensación de que ya no te duelen las patas, que vas finísimo y que lo tienes todo echo. Desgraciadamente, si no es tu primera QH, sabes que eso no es así. Sabes que vas roto y que el Portalet te ha dejado las piernas como palos, por mucho que te parezca que no te duelan.
Y por si tienes alguna duda, te espera un mini-juez por delante que te lo demostrará con creces... Hoz de Jaca.
Entras en el pueblo a mil por hora y te topas con un asfalto hecho una mierda. La bici pega unos botes que parece que se vaya a desmontar. De repente te das cuenta que los brazos te duelen un poco, pero las piernas aun van finas. Sin embargo, entras en ese mísero kilómetro y medio que parece que no vaya a ser nada, y se te encienden todas las luces del salpicadero. Metes todo lo metible en lo que a piñones se refiere y rezas para que esos 5-10 minutos pasen la antes posible. Una vez arriba, ahora sí que prácticamente está todo hecho. Solo falta librar una bajada ratonera sin hacer ninguna excursión al pasto y dar con un buen grupo en el que haya entendimiento que te permita llegar a Sabiñánigo con una media de velocidad aceptable.
Normalmente, estas son dos circunstancias que suelen darse y en el caso de Fran, su grupo fue absorbiendo hasta dos grupos numerosos que iban por delante. Como siempre también, los hubieron que se vaciaron para llegar a meta y los hubieron que se vaciaron, pero en el sprint de la llegada para la foto.

En definitiva, me quedó el saborcillo de sí, haber hecho un buen tiempo, pero de no haber disfrutado como creo que se debe de disfrutar en una marcha.
Una vez en meta, Fran dejó la bici en el aparcamiento y se dispuso a esperar a sus compañeros. Menos de  20 minutos después ve a JC, que llega completamente vacío, pero con una marca estratosférica para un tío que hace dos meses se arastraba en Estenalles y que la noche antes estaba hincándose un cubata y fumándose un cigarrito. Fran se tira a felicitarle y JC le dice: "¿Dónde está Filferro?" Fran no entiende nada... "¿Filferro ya ha llegado?" Pues sí, logramos localizarle y le damos la enhorabuena por el tiempazo brutal conseguido (¡¡¡con galletita bajando Hoz de Jaca incluida!!!)   

A partir de aquí, van llegando el resto de Macos, embargados por la euforia de saber que han hecho unos tiempos al alcance de muy pocos. ¿Cuántos equipos habrá que hayan conseguido meter a 7 tíos por debajo de las 7 horas? ¿Y a 9 por debajo de las 7:05? ¡¡¡Que alguien lo mire, por favor!!!

Tras la miserable comida en compañía de los hermanos Dueñas y de estar esperando 2 horitas a que llegaran las llaves de la casa por causas ajenas a la empresa (problemas de logística, qué se le va a hacer, bastante hicieron las chicas en conseguir llegar al recinto) y de que Coppino se recuperara de un golpe de calor que le tuvo echando múltiples y variado lagartos, nos montamos en las bicis para subir el último puerto de la jornada, Larrés, donde tendría lugar el esperado fin de fiesta en una casa Monopoly que prometía "emociones fuertes".

No quiero cerrar esta crónica sin enviarle un efusivo saludo a la cabrona de la fregona, una loca de atar que no tuvo ningún reparo en tirarnos las bicicletas al suelo en un brote de cólera que la invadió.
También saludar a Vendi, que demostró su potencia vocal pegando voces y encarándose con todo aquel que osaba acercarse a las bicis.
Un abrazo a Mechanic, que pinchó a la altura de Larrés e hizo los últimos kilómetros en plan Olano en el mundial, reviviendo sus inolvidables "sigasagas".
Otro abrazo al pobre corredor que le echó el lagarto en toda la rueda delantera al sufrido Mechanic.
Un saludo al pobre francés que se nos acercó con una cámara pinchada de plástico en la mano, desesperado porque en su vida había visto nada parecido, en busca del parche milagroso...  
Y por último, un cariñoso recuerdo para los cuatro Macos que por diferentes motivos, no pudieron asistir con nosotros a esta fiesta de la bicicleta: Fusi, Nando, Rosamari y Ojos Bonitos.


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