Crónica 03/Febrero/2013

La Etapa
Terrassa-Can Déu-Castellar-Puig de la Creu-Turó del Tres Pins-St. Sebastià de Montmajor-St. Miquel del Fai-Santuari de Puiggraciós-Bigues-Caldes-Can Padró-Castellar-Can Déu-Terrassa

Datos de Interés
84,3Km.
2579m. de desnivel positivo acumulado.
4h58m
17Km/h de velocidad media.
71,9Km/h de velocidad máxima.
Índice IBP: 170

Track de la Etapa
GPX
TCX

Perfil de la Etapa

La Crónica
Ya hacía tiempo que me rondaba la cabeza idear una ruta en BTT que llegara hasta St. Miquel del Fai. Ya con la bici de carretera, la carretera que sale de St. Feliu de Codines y pasa por el citado monasterio, ofrece una de las vistas panorámicas más bonitas que hay por esta zona del Vallés y si a eso le añadimos circular por pistas forestales y senderos, estaba claro que la ruta tenía que ser una victoria segura.
El único "pero" era el kilometraje resultante, pero como solemos decir, a ritmo constante y sin forzar en exceso la máquina, btteros curtidos y sufridores como nosotros no debíamos tener mayor problema en completarla... o sí.
Convenimos en adelantar la hora de la salida a las 08:00 por aquello de no llegar a casa a la hora del café y con el consabido retraso indispensable, nos juntamos MAD, Nando, Coppi, Adán y yo.
El día nos recibía con cielos despejados, el crudo frío de una mañana de febrero y unos vientos cuyo azote podía convertir una etapa ya dura de por sí, en un auténtico infierno.
Inicio de ruta relajado, con la siempre divertida bajada por Can Déu y sus 7 cruces de agua (en esta ocasión, bastante caudalosos) y posterior giro a la izquierda en dirección a Castellar.
Callejeando en dirección al inicio de la subida al Puig de la Creu, divisamos en el cielo que JC ha elegido un día con demasiadas turbulencias para iniciar sus práctica de vuelo.

O hacía mucho aire o el piloto iba "cocido"...

Antes de iniciar la ascensión al primer puerto del día, Adán y Coppi deciden que al coronar se dirigirán hacia St. Llorenç de Savall a pegarse un homenaje en forma de almuerzo y nos invitan a que subamos a nuestro ritmo. Dicho y hecho. Marcheta alegre, buena cadencia y hacia arriba. A mitad de subida les pregunto a MAD y a Nando que si van cómodos a ese ritmo y ambos me dicen que "sin problema". Sin embargo, veo que paulatinamente Nando empieza a hacer la goma y llegamos a la cadena sacándole un par de curvas.

Último apretón hasta llegar a la cadena...

Primer puerto superado...

Nos dirigimos ahora hacia el Turó dels Tres Pins, cuya subida me gusta especialmente por su sucesión de curvas en herradura y los que seguís habitualmente este blog, sabéis que adoro las curvas en herradura. Es en esta breve continuación de subida donde queda patente que Nando no tiene el día. No ha amanecido con buenas piernas y la etapa se le puede hacer muy larga. Sin embargo, lejos de amilanarse, decide seguir adelante, sabiendo que tenemos kilómetros por delante en bajada donde recuperar sensaciones.

Bifurcación del Turó dels Tres Pins

La bajada hacia hasta la pista que lleva hasta St. Sebastià de Montmajor es de esas que hacen afición. Sin ninguna dificultad técnica, su atractivo reside en que sin ser excesivamente rápida, se puede bajar fuerte y solo la abundancia de piedra suelta hace que uno no pueda despistarse en ningún momento, a riesgo de que la rueda delantera trace por donde no deba y acabes con un viajecito a la cuneta. Ojo también a la cadena que hay al acabar el sendero. Si de vez en cuando no levantas la vista, es muy probable que te la comas, ya que se llega a ella a gran velocidad. Aunque parezca una locura, sendero muy divertido para hacerlo también de subida.
Ya en la pista, nos esperan dos kilómetros y medio picando hacia arriba de lo más variopintos, hasta llegar a St. Sebastià de Montmajor...

Paisaje lunar...

El día, visto desde el Serrat de Baix...

Qué infames almuerzos han contemplado estos muros...

Sin parar ni a rellenar bidones, subimos por carretera hasta retomar de nuevo la pista a mano izquierda que da inicio a otro descenso de esos de vértigo... Cómo se disfruta bajando y cómo se sufre subiéndolo... Aquí de nuevo, atentos al final de la bajada,  porque como la riera baje con agua y queráis cruzarla en plan chulo, preparad cámaras porque el piscinazo puede ser de traca.
A partir de aquí una pista ancha de subida de las que hacen gozar a Nando. Tendida, sin repechos duros y con terreno por delante en los que poder lucir su pedaleo atrancado, hasta llegar a St. Feliu de Codines, donde paramos, esta vez sí, a rellenar bidones.

Estampa obligada en toda visita a St. Feliu de Codines...

A partir de aquí, podemos decir que a Nando se le hace de noche. Si hay algo que odie, es el asfalto en BTT. Si además es en subida y para rematar, no tiene el día y las piernas van cargadas, no os extrañará si os digo que los dos kilómetros y medio antes de volver a circular por pista, se le hacen un via crucis.
Por suerte para él, estamos a punto de entrar en la zona más bonita de todo el día...

Por fin, despidiéndose del maldito asfalto...

Esta zona me tenía intrigado. Alguna crónica que había leído hablaba de senderos muy estrechos y técnicos con un buen precipicio a mano derecha... En definitiva, lo que viene siendo una GR en condiciones, jejeje.
Total, que nos metemos en faena. Para empezar, tramo de pista y algún que otro campo a través, que finaliza en la Ermita de Sant Climent del Flequer.
Pero antes, un poco de espectáculo, nuevamente a cargo de Nando, que justo después de cruzar una riera, se da de bruces con un rampote de esos que te quitan la tontería de golpe y que además, cuenta con alguna que otra clapa de hielo.
Pues bien, Rampote + Hielo + Fuerza Bruta = "Rectificado" + Pie a Tierra + Atisbo de Billetaco.

Un poco de pasto para ir abriendo boca...

St. Climent del Flequer,

Apuesto a que se os han pasado dos detallitos de la foto anterior...
1.- MAD, profanando la ermita a mano derecha.
2.- Nando, haciendo su llegada a mano izquierda.

Y amigos, es a partir de aquí donde empieza la fiesta. Entramos de pleno en uno de los mejores senderos que el que firma esta crónica ha tenido el privilegio de transitar. Desde Pedals d'Occitania, no pasaba por un sendero que durante tanto tiempo me tuviera con la boca abierta. Estrecho, ratonero, con tramos en los que había que plegarse sobre el cuadro de la bici para poder pasar por debajo de los árboles, las vistas al salir a cielo abierto, todo...
Y haciendo bueno aquello de que una imagen vale más que mil palabras, aquí os dejo una buena muestra de lo que os comento...

Vistas para quedarse boquiabierto...

St. Miquel del Fai cada vez más cerca...

Había que parar cada 100 metros...

Cresteando la montaña...

A la izquierda la piedra, a la derecha el vacío...

Llegando al final...

MAD como siempre, fotogénico y flipador...

El sendero finaliza en un salto de metro y medio en el que decidimos no jugárnosla y una valla que no nos quedó más remedio que saltar como forajidos, para enlazar con el tramo final de carretera que lleva hasta St. Miquel del Fai.

MAD a lo Prison Break...

MAD, clavando la recepción... Barbillazo en las rótulas...

Después de saludar a unos caminantes, subimos por la carretera hasta el desvío a la derecha en el que decidimos para a comernos unas barritas y algún que otro plátano. 
Reanudamos la marcha con el plato fuerte de la jornada, la subida hasta la ermita de St. Pere de Bertí. Se trata de una subida dura, constante, con un porcentaje que siempre se mueve en torno a un 8% y sin apenas descansos. El terreno es básicamente barro secado al sol y miedo da pensar lo que puede ser esa subida tras una buena tromba de agua... Esta es la subida que cada uno hacemos a nuestro ritmo, disfrutando del paisaje y concentrados en encontrar el golpe de pedal que nos permita llegar arriba en las mejores condiciones posibles.

Vistas desde la Ctra de St. Martí del Fai...

Vista panorámica durante la subida...

St. Pere de Bertí, desde atrás...

Otra imagen que habla por sí sola...

Curiosa conversación la que se produce mientras comentamos las sesaciones de cada uno. Mientras MAD y yo, vemos el vaso medio lleno ("Solo nos queda subir 1000m. de desnivel positivo"), Nando ve el vaso vacío entero ("Madre mía, solo llevamos la mitad de la ruta").
Breve descenso vertical, último kilómetro de subida y ya todo bajada hasta llegar al Santuari de Puiggraciós, donde nuevamente paramos a rellenar bidones, de un agua, por cierto, fresquísima.
El descenso acaba en una urbanización donde pillamos una calle asfaltada cuesta abajo en la que ponemos las bicis a más de 70Km/h, circulando por un carril bici... ¡¡¡a la izquierda de la calzada!!! 
El tramo que nos lleva hasta Caldes de Montbuí es el más anodino de toda la mañana, ya que son unos 15Km. donde predomina el asfalto. Bien es cierto que queda intercalado por alguna que otra pista que comunica las urbanizaciones, pero como comento, nada del otro mundo.
Pero como no, tenemos a Nando para que amenice esta parte de la crónica con su portentosa actuación...
Destrucción del bidón (no more water my friend!!!) vete tú a saber dónde y pinchazo (el enésimo de la temporada, el hombre no gana para cámaras ni Voll-Damms) de la rueda delantera...

Animalico...

 Antes de llegar a Caldes, algunas imágenes curiosas...

¿Central alienígena? ¿Mini-Maracaná?

Siberia no está tan lejos...

Nando llegando a Siberia...

Arbol de Siberia...

Cuando dejamos atrás Caldes, la ruta vuelve a sorprendernos. Todos esperábamos más asfalto hasta Castellar y es justamente lo contrario. Caminos y senderos que nos devuelven esa sonrisa que el cansancio acumulado se esfuerza en borrar de nuestras caras. Atravesamos, campos, bordeamos fincas y parcelas y la sucesión de imágenes imborrables se suceden...

Espíritu bttero...

Jojojojo, hasta caballos blancos, señores...

Otra imagen más para nuestras retinas...

Por fin, tras subir hasta Can Padró, cogemos el sendero que llega hasta las escuelas de Castellar del Vallés y lo cruzamos para retomar el mismo camino que hicimos de ida. Nando, que hace ya muchos kilómetros que no es persona, nos pide por favor que nos marchemos, que le demos unas barritas y que le dejemos morir en paz subiendo Can Déu. Decidimos subir a nuestro aire y esperarle en la fuente, donde tiene que llegar dos veces, para que le reconozcamos.

Nando, el heroe de la mañana... ¡Un hombre!

Memorables las declaraciones del campeón cuando consigue articular palabra.
Me agarra del pescuezo y cuando creo que me va a soltar uno de los habituales improperios/insultos/quejas  por la dureza de la ruta a los que uno ha acabado por acostumbrarse a lo largo de los años, me enfoca no sin dificultad y con voz trémula me dice: "¡¡¡Estoy hecho una mierda, pero qué rutón!!!"

A partir de aquí y ya con todo el pescado vendido, Nando decide ir con el molinillo puesto a lavar la bici, mientras que MAD (por cierto, EXHIBICIÓN y justificando plenamente los resultados de su entreno personalizado) y yo compartimos el final de ruta hasta que al separarnos me confiesa: "Me voy con dolor de patas, pero con una sonrisa de oreja a oreja".

Dicen que nada se disfruta igual sin haberlo sufrido. Yo creo que esta es una de esas rutas que Nando va a guardar en su recuerdo durante mucho tiempo.
Teníamos varias rutas de esas que "hay que hacer una vez al año." Desde el domingo, tenemos una más.