Crónica 17/Febrero/2013

La Etapa
Terrassa-Camí Moliner 2007-Terrassa

Datos de Interés
48,33Km.
1526m. de desnivel positivo acumulado.
3h28m
14Km/h de velocidad media
Índice IBP: 113

Perfil de la Etapa:

Mapa de la Etapa

La Crónica
La ruta de este domingo estaba claro que no iba a pasar a los anales de la historia por su dureza.
Adán, todo sabiduría en lo que a Camins Moliners se refiere, ya había anticipado su tranquilidad respecto al recorrido, escudándose en que "hasta que no hicieron el décimo aniversario, los Camins Moliners no habían sido duros". 
A Coppino, otro doctorado en la materia, 6 Camins Moliners en sus patas así lo avalan, tampoco le temblaba lo más mínimo la paletilla ante lo que tenía por delante. "No recuerdo que fuera especialmente duro", fueron sus palabras.
En esta ocasión, no pudimos contar con la inestimable presencia de MAD y Nando, poco amigos de esperar, que habían decidido ir a batirse el cobre contra el PT del primero, a una subida a las antenas que la leyenda dice que se pican rampas máximas del 84%... Jojojojo. Sí, ya sé lo que estáis pensando... Es lo mismo que pienso yo... Pero tampoco vamos a utilizar este respetable blog como un foro de linchamiento... Aunque la teoría de Sherpa en cuanto al porcentaje en cuestión, Garmins, antenas e interferencias no tiene desperdicio, jojojojoooo.
Ahora debería incluir una foto de la salida, pero mi mala cabeza hizo que esta semana la cámara se me olvidara en la tienda. Me tranquiliza saber que la adquisición de una cámara por parte del equipo ha llegado hasta la mesa de Patrón y que está sopesando seriamente la posibilidad de, tres años después, destinar un mísero 3-5% del presupuesto anual en comprar una. "Come on, Patrón!!! Throw the house for the window!!!" Sí, ya sé que no se dice así, pero si Jorge Lorenzo puede soltar en una rueda de prensa "From this water I won't drink..." y quedarse tan ancho, no vamos a ser menos los del C.C. Maco...

Bueno, todo este circunloquio, para decir que no había cámara.
Salimos de Terrassa con dirección a Matadepera y nos presentamos en la falda del Turó de les Roques Blanques, primera subida del día. Decido subirla sin forzar, para ver qué estado de forma traen Coppi y Adán. Si bien Coppi sube bien a mi ritmo, a Adán le cuesta algo más seguirnos y para cuando coronamos, a él aun le queda curva y media.
La ruta nos lleva ahora hasta la subida a les Foradades. De camino, nos encontramos a un grupo de 4 o 5 tíos corriendo a pie, con pinta de semi-pros. De hecho, Adán confesó que subiendo Foradades, le adelantaron como aviones... Hago la subida a mi aire y espero a mis compañeros tras la bajada de los bomberos, en la bifurcación que va hacia les Pedritxes o hacia la Pastora. Tras unos minutos, aparece Coppi envuelto en una densa niebla y poco después, Adán.

Con el rampón de les Foradades por delante...

Bajada rápida hasta la carretera de Matadepera, la cual cruzamos para iniciar la subida hacia Can Garrigosa. Aquí ya veo que mis dos compañeros evidencian un estado de forma justito. Los 11Km. que hemos cubierto en la primera hora, así lo certifican. Aprovecho que llegamos a un punto de la ruta donde se hace un bucle para pasar por la Barata, para posteriormente llegar a la bifurcación en la que nos encontramos e intento hacerme el loco y abortar el bucle. Sin embargo, cuando ya estoy subiendo hacia la derecha, Coppi me caza de pleno: "Recuerdo que aquí nos metíamos hacia la izquierda y pasábamos por la Barata y luego se hacía un tramo muy guapo".
Pues nada, haremos la ruta completa. Llegamos a la Barata a través de un campo removido por el que costaba horrores aguantar el equilibrio y que ayudaba a castigar aun más si cabe las piernas y posteriormente subimos hasta Can Pèlags, desde donde se inicia un tramo de bajada que concluye en la bifurcación en la que nos encontrábamos minutos atrás. Destacar el ataque demoledor de Coppino llegando a Can Pèlags, que me deja con un palmo de narices y sin capacidad de reacción para poderle disputar la meta volante.

El hecho de que la bajada hasta la bifurcación fuera muy rápida y que anteriormente ya me había adentrado por el camino en subida por el que debíamos proseguir la marcha, hizo que Coppino y yo siguiéramos adelante y decidiéramos esperar a Adán en Can Robert.
Tras un tramo rompepiernas muy clásico de los Camins Moliners, enlazamos con la pista ancha que baja hasta Can Robert y ahí decido pararme a esperar. Al poco rato llega Coppi, pero Adán no llega. Pasan los minutos y está claro que algo ha tenido que pasar. Damos media vuelta y empezamos a deshacer camino. Por mi mente pasan imágenes de Adán pinchado, estampado o perdido... Vemos a una pareja que viene hacia nosotros y que nos confirma que no han visto a nadie. Un poco más adelante (o más atrás, según se mire), vemos un balanceo a lo lejos... Gritamos un Adán "tarzanesco" y a lo lejos oímos "Vooooy". Al final, todo queda en una mera anécdota en la que Adán nos había estado esperando en el cruce pensando que podíamos haber hecho algún rodeo extra y viendo que no aparecíamos, había decidido seguir adelante.

Superado Can Robert, hacemos el tramo en el que cruzamos buena parte de la Calle del Camí Moliner que nunca falta en esta marcha (en este caso, la versión durísima, de subida...) y llegamos al empalme con la pista que conduce a Can Torres. Mientras espero a mis compañeros, veo acercarse un nutrido grupo de adolescentes excursionistas que se dirigen hacia Sant Llorenç de Munt. Cuando volvemos a ser un trío, Coppi aprovecha para hinchar un poco la rueda delantera y es cuando observo que lleva todo el tubo horizontal de la bici ensangrentado... Le pregunto que a quién se ha llevado por delante o de qué color era el billetaco y veo que lleva todo el hocico y bigote con restos de sangre. Voy a intentar ser lo menos escatológico y tirar de la menor casquería posibles y resumir lo que le sucedió con un escueto "desatascamiento de fosas nasales excesivamente impetuoso..."

En 2007 la marcha pasaba por el Girbau, pero el domingo, como era de esperar, la puerta estaba cerrada a cal y canto, con lo que toca subir por la trialera que hay a mano izquierda de la entrada. Una vez arriba, Adán propone bajar por una mini trialera de raíces por la que ya se rebozó hará un par de años. Ese galletón le clavó una espinita que decidió que tenía que quitarse en ese preciso instante.
Intentamos que entre en razón y le acariciamos el casco, intentando que comprenda que la humedad que nos rodea no es buena compañera de las ya de por sí resbaladizas raíces. Pero Adán no escucha y se lanza sin miedo hacia el abismo, dispuesto a devolverle a su buen nombre, el lustre que nunca debió perder...
Y claro, la primera en la frente. Transito a poca distancia del hombre, cuando veo perfectamente cómo la rueda trasera de su bici patina con elegancia sobre una magnífica raíz, desetabilizándole por completo. El catálogo de piruetas y bailoteo con el que Adán deleitó mi vista para evitar el billetaco, no lo veía desde que Randy Mamola se marcó el siguiente baile allá por 1985...

Recuperados ya del descojone y del intento de Coppino de sobrevolar un pinar (jojojojo), cruzamos las calles de Sant Feliu del Racó y bajamos el primer tramo de la subida al Girbau hasta la curva cerrada, donde nos espera el plato fuerte de la jornada. Un descenso por sendero hasta Can Juliana, que nos dejó a los tres con la boca abierta. Sendero largo y poco técnico por el que se podía ir bastante rápido en según qué tramos y que nos pegó a los tres un subidón de adrenalina de esos que solo la bicicleta de montaña te puede regalar.
Poco importaba ya la dureza del tramo que conducía al Collet del Forn y las veces que Adán se tuvo que comer aquellas palabras de "Hasta que no hicieron el décimo aniversario, los Camins Moliners no habían sido duros". El sendero le había inmunizado.
Prácticamente sin artícular palabra, no sé si embargados por la emoción, o porque no se escapara ni un ápice de fuerza por la boca, llegamos a las calles de Matadepera y poco después Terrassa nos daba la bienvenida.
Al final, habíamos conseguido recuperar un poco la media y llegar pronto, lo cual decidimos celebrar tomando las cervecitas de rigor, en este caso en la pizzería de enfrente del Wok, que incomprensiblemente se encontraba cerrado.

Estampa final clásica de toda "Macosalida"...

De nuevo y como no puede ser de otra manera, salida muy divertida, con multitud de anécdotas y situaciones que recordar y que te dejan con ese buen sabor de boca, ese dolor de patas y esa desconexión mental momentánea de todo lo demás, tan necesarios para afrontar con garantías la semana que nos espera por delante.
Seguiremos informando.